Succubus



Es una noche de esas en las que no logras conciliar el sueño, me siento realmente cansado pero es extraño, aunque debería haber caído como una piedra en la cama no fue así y parece no mejorar, porque entonces el desasosiego llega sin ser invitado.

Es como una pesadilla pero con los ojos abiertos, apenas mis extremidades reaccionan a mi voluntad, giro mi cuerpo y veo que son un poco más de las tres de la mañana.

Mis ojos están tan abiertos como algún búho en mitad de la noche.

Entonces contemplo la atmósfera de la habitación por un tiempo, en mis circunstancias parece como si se hubiese detenido, miro al techo intentando concentrarme, pretendiendo engañar mi subconsciente, pero no sucede nada.

Después de algunos minutos que tal vez fueron dos horas logré  encontrar comodidad, lentamente comienzo a sentir que mi cuerpo se torna más pesado y mis párpados comienzan a cerrarse, que raro, vuelvo a despertar, mis ojos recorren la habitación y noto que todo se encuentra en orden a excepción de uno de los rincones de ésta.

Noto la habitación más oscura, la luz que entra por la ventana no alcanza a llegar a ese rincón.

 La calle está muerta a esta hora y mi intuición me dice que algo no está bien.

Es como si el silencio se devorara por completo el ambiente, ni los perros de la calle o algún grillo se escuchan, es más, ese sexto sentido no me deja ni siquiera asomarme a la ventana.

No me atrevo a salir de la cama, miro hacia el rincón oscuro de la habitación y veo una sombra más oscura de lo normal, sé que no estaba ahí antes, es más siento que ésta no es la habitación en donde me encontraba descansando.

En algún momento de distracción la luz de la calle se paga, el único resplandor que queda es el de la luz de la luna, es tenue pero aún puedo alcanzar a ver las siluetas de las cosas que hay, observo aquel rincón y parece haberse esparcido un poco la sombra que me atemoriza, siento miedo.

Mi instinto no me deja quitarle la vista, de forma progresiva comienza a crecer como si fuera algún tipo de ser sin  forma, como la sombra de alguien que se acerca cada vez más hacia mí, siento como algo me abraza y no me suelta, es completamente invisible pero realmente fuerte.

Me voy sintiendo débil de tanto luchar y finalmente un aroma dulce como el perfume de una mujer, hace que mi voluntad se doblegue.

Aquella presencia inexplicable me besa con fuerza intentando arrancarme el alma de las entrañas.
No puedo ni siquiera pronunciar una sola palabra.

Pero no me resisto a este deseo de saber lo que se encuentra aquí, parece un mal sueño.

Luego siento un enorme vacío a mitad de mi pecho, lo que hace que me despierte de un sobresalto, ni siquiera escuché el ruido de la alarma.

A la luz del día la normalidad y el ruido de la calle regresan a su rutina.

Siento como si tuviera el ardor de algunas heridas en mis antebrazos, reviso y al hacerlo, me doy cuenta de unos cuatro moretones en forma de huellas allí.

Me levanto de la cama pero no sin antes preguntarme si esta misma noche enfrentaría de nuevo esta experiencia.



(Los lugares aquí expresados o personajes son producto de la ficción).


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